Avila

Avila que ver y hacer

Situada en la comunidad de Castilla y León, a más de 1.100 metros de altitud sobre el nivel del mar, lo que la convierte en la más alta de las capitales españolas, se levanta una de las ciudades de la Península que más impactan al viajero: Ávila.

La ciudad amurallada de Ávila, declarada muy merecidamente por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, no deja indiferente al visitante ya a partir del momento en que se la divisa de lejos, especialmente si es de noche.

Pasear por las calles de Ávila, junto a sus murallas y sus majestuosos edificios, es una experiencia única. Sus calles y sus rincones desprenden historia, y no cuesta mucho en ella hacer volar un poco la imaginación y retroceder unos siglos atrás, hasta las épocas en que la ciudad alcanzó su máximo esplendor.

La huella de la historia: la riqueza de su legado

Mucho espacio necesitaríamos aquí para poder hablar del patrimonio arquitectónico de Ávila tal como se merece. La huella de la historia en ella es muy profunda y su legado, muy extenso y muy cargado de acontecimientos históricos, por lo que no podemos más que relacionar alguna de las obras más populares que no deben dejarse de ver cuando uno visita la ciudad.

    • Las Murallas de Ávila: construidas entre los siglos XI y XIV, miden 2.516 metros de longitud, 3 metros de grosor y su altura media es de 12 metros. Tienen 9 puertas, 88 torres y 2.500 almenas.
    • Palacio de Don Diego del Águila: se trata de un hermoso palacio construido en el siglo XVI que se encuentra adosado a la muralla, concretamente en la puerta de San Vicente.
    • Catedral del Salvador: construida en el siglo XIII en estilo gótico, tiene algunas reminiscencias posteriores renacentistas. Sobresale el retablo de la Capilla Mayor, obra de Pedro Berruguete.

  • Basílica de San Vicente: es de estilo románico y data del siglo XII. Cabe destacar que en ella se encuentra una de las esculturas más importantes del país en estilo románico, el  Cenotafio de los Santos Hermanos Mártires.
  • Iglesia de San Pedro: construida con arenisca, se halla fuera de las murallas y es de principios del siglo XII.
  • Real Monasterio de Santo Tomás: es un edificio con mucha historia, ya que era usado por los Reyes Católicos como residencia de verano. Fue construido en el siglo XV.
  • Convento de San José: declarado Monumento Nacional, fue la primera fundación de Carmelitas por parte de Santa Teresa. Data de mediados del siglo XVI.
  • Santuario de Nuestra Señora de Sonsoles: se halla a unos 5 kilómetros de Ávila. En su interior se guarda una importante talla de dicha Virgen.

Aún podríamos citar una gran cantidad de palacios, como el Palacio del Rey Niño o el de Pedro Dávila, así como casonas construidas entre los siglos XV y XVIII y de un gran interés desde el punto de vista arquitectónico.

Oferta cultural: un gran abanico de posibilidades

Ávila es una ciudad que ofrece al visitante una gran oferta cultural. Un número considerable de museos y de exposiciones, cuatro bibliotecas públicas  y una cantidad considerable de salas de cine, entre ellas el Auditorio Municipal de San Francisco y el Episcopio, así nos lo demuestran.

De entre sus museos, destacan el Museo de la Encarnación, edificio en el que vivió Santa Teresa durante muchos años,  y el Museo-Convento de la Santa, que expone no sólo la obra de ésta sino también diferentes artículos religiosos de gran valor.

También tienen gran interés el Museo de Ávila, el Museo de la Catedral, el Museo de Arte Oriental, el Museo de Ciencias Naturales o el Museo Caprotti.

Encontraremos asimismo en la ciudad diferentes salas de exposiciones, como la Sala del Torreón de los Guzmanes, la Sala del Agua, la Sala del Episcopio o la Sala de la Diputación.

Durante los meses de verano, el turista que llega a la ciudad puede optar por apuntarse a alguna de las salidas nocturnas que se realizan por las murallas, con guías que explican la historia de la ciudad. Algunas veces incluso las explicaciones son representadas en forma teatral.

Entorno natural y parques y jardines de Ávila

El entorno natural de Ávila lo forman los bellos paisajes del valle de Amblés y la Sierra de Ávila, por donde discurre tranquilamente el río Adaja, y muy cercana a ella tenemos escenarios tan impresionantes como los que nos ofrece la Sierra de Gredos, un lugar ideal para las rutas, la escalada, el montañismo o simplemente para admirar sus bellos rincones o descubrir sus muchas variedades de fauna y de flora.

En las inmediaciones de la ciudad encontramos también parajes como el embalse de Becerril, cuyas aguas pertenecen al río Chico, o el embalse de Serones, una parte del cual es coto de pesca.

Sin salir de la misma ciudad de Ávila, uno también puede disfrutar de la naturaleza gracias a su gran número de parques y jardines, que constituyen un verdadero pulmón verde para la ciudad. Entre ellos citaremos algunos de los más concurridos.

  • Jardín de San Antonio: fue construido nada menos que en el siglo XVI y en él destaca la conocida como Fuente de la Sierpe.
  • Parque de San Vicente: se halla junto a una de las puertas de entrada a la ciudad, la que ostenta el mismo nombre. No es muy grande, pero sí es un espacio ajardinado muy atractivo.
  • Parque del Soto: se halla junto al río Adaja, y es muy espacioso, con más de 40 hectáreas de terreno. Está declarado como Zona Natural de Esparcimiento y en él encontramos una extensa zona verde además de zonas de recreo.
  • Jardín El Recreo: antiguamente se asentaba en él una escuela militar, hasta mediados del siglo XIX que fue rehabilitado como parque. Se halla muy cerca del Convento de Santa Ana y se caracteriza sobre todo por su templete central, donde en la época veraniega tienen lugar conciertos de música.
  • Parque del Rastro: fue construido en el siglo XVIII junto a la muralla y de él podemos destacar el busto dedicado al poeta Rubén Darío.
  • Paseo de San Roque: es un pequeño parque con un agradable paseo lleno de árboles, que se construyó a mediados del siglo XX, aunque, de hecho, en el lugar anteriormente ya existía una zona arbolada.

Una gastronomía de platos fuertes

Como todas las gastronomías locales, la de Ávila se basa como es lógico en los productos propios de su tierra, que en este caso son las carnes y las legumbres, principalmente, sin olvidarnos de los productos de su huerta.

Se trata de una cocina variada, con platos fuertes y “de cuchara”, recetas contundentes para combatir el crudo invierno de estas tierras, así como guisos y excelentes asados. Asimismo, no debemos olvidar sus productos derivados de la matanza del cerdo, sobre todo las morcillas, el lomo y los chorizos.

Mención especial merecen sus carnes, como la ternera, que tiene denominación de origen. Destaca el conocido chuletón de Ávila, el cochinillo, el cabrito, el cordero asado y las carnes de caza, tanto de caza mayor como menor.

Podemos destacar platos populares como las patatas revolconas, el cocido moragueño, las mollejas de ternera, el cochifrito, los guisos de judías y de garbanzos, los huevos al plato, el conejo escabechado o a la cazadora, las lentejas con chorizo, las patatas con costilla adobada o la sopa castellana.

En cuanto a los postres, la estrella de la repostería en Ávila son las yemas de Santa Teresa, unos exquisitos dulces que se elaboran con yema de huevo, azúcar, canela y limón.

Raigambre popular de sus fiestas

El día 15 de octubre tienen lugar en la ciudad las fiestas patronales dedicadas a Santa Teresa de Jesús. El programa de actos es muy extenso y de él sobresalen algunos como el pregón, la feria de atracciones, las corridas de toros y las tradicionales chocolatadas con churros.

El día 2 de mayo, los vecinos de Ávila celebran la fiesta local dedicada a su patrón San Segundo, también con una gran diversidad de actos.

mediados del mes de septiembre tiene lugar un importante mercado medieval en el casco antiguo de la ciudad. También es digna de visitarse su Semana Santa, declarada de Interés Turístico Nacional.

Historia de Ávila

Puerta del Alcázar

Aunque anteriormente ya existían asentamientos humanos en la zona, la fundación de Ávila como tal es obra de los romanos. La ciudad venía a ser lo que hoy en día es el casco viejo de la misma, que aún mantiene el trazado romano.

Posteriormente la ciudad estuvo ocupada por los visigodos durante los siglos VI y VII. Fue una época tranquila, solamente remarcada por algunas construcciones importantes como la Iglesia de Santa María la Antigua.

A principios del siglo VIII la ciudad cae en manos musulmanas, y, debido a su situación estratégica, los enfrentamientos por su posesión son continuos. No es hasta el siglo XI que la ciudad vuelve a estar definitivamente en manos de los cristianos.

A mediados del siglo XIV, y debido al apoyo que la ciudad otorgó a Enrique II de Castilla, Ávila es invadida por los ingleses y muchas de sus casas, incendiadas.

La época en que la ciudad empieza a renacer y a vivir su época de esplendor llegará con el siglo XV y con los Reyes Católicos, años que también sobresalen por vivir en ella personajes tan importantes como Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz.

A partir del siglo XVII empieza para Ávila una época de decadencia, que se agrava a comienzos del siglo XIX al ser saqueada por las tropas napoleónicas.

Durante la segunda mitad del siglo XIX empieza el resurgir de Ávila, teniendo en ello mucho que ver la construcción del ferrocarril.

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