Que ver en Dubrovnik 

que ver en Dubrovnik 

Dubrovnik que ver y hacer

Dubrovnik es conocida como la joya del Adriático principalmente por la enorme riqueza de su patrimonio artístico e histórico. El famoso escritor George Bernanrd Shaw escribió que «los que buscaban un paraíso en la tierra deberían venir a Dubrovnik». Han imitado su visita y sentido el mismo placer millones de personas en búsqueda del mismo sueño durante el último siglo en el cual Dubrovnik se ha convertido en un destino turístico obligado en el sur de Croacia.

El nombre de la ciudad se deriva de los bosques de robles que crecían en las cercanías llamados dubrave. Las historias y las leyendas han dejado sus huellas e inscripciones en las fachadas de piedra del núcleo histórico de la ciudad, en las losas del pavimento de la calle principal Stradun, de otras calles a su alrededor y en la iglesia del patrón local San Blas. Lo mismo sucede con las fortalezas entre las que se destaca Lovrijenac, situada encima de un escarpado peñasco, que les costó muchos y vanos esfuerzos a los venecianos cuando intentaron amenazar la libertad de la República de Ragusa. Así mismo, la historia y la leyenda también han dejado memoria de los caballeros, príncipes y nobles de Dubrovnik.

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Sin embargo, la característica emblemática de esta ciudad histórica protegida por la UNESCO son sus intactas murallas que encierran la ciudad dentro de una circunferencia continua de 1940 metros. Las murallas de Dubrovnik representan uno de los más bellos y más resistentes sistemas de fortificación en el Mediterráneo, dotado de torres, bastiones y alcázares individuales.

Un paseo a lo largo de estas murallas proporciona la mejor imagen de todas las bellezas de piedra contenidas en la ciudad, dominada por su calle más famosa, Stradun, el camino más corto entre los portales oriental y occidental de Dubrovnik. La pulida superficie de esta calle enlosada, también la más larga del centro histórico, es el escenario de grandes acontecimientos municipales, entre los cuales el más conocido es el Festival de verano de Dubrovnik, pero también el lugar de encuentro, diversión, reunión y celebración espectacular del fin de año.

Las aguas de Dubrovnik han vuelto a ser testigos de la navegación de karaka, réplicas recientes de barcos de pasajeros o de carga que son un emblema de la gloria y del espíritu comercial de la República de Dubrovnik. A finales del siglo XVI los karaka de Dubrovnik estaban entre los más grandes barcos del mundo, mientras hoy en día transportan a turistas en excursiones a calas escondidas y pequeñas islas en las cercanías de Dubrovnik, así como por la «ruta de los piratas» por el Adriático.

Un lugar inevitable de ocio y descanso es la península de Pelješac, la más grande península croata después de Istria, que antiguamente perteneció a la República de Dubrovnik. Allí se conservan hasta la actualidad los muros de Ston, cinco kilómetros y medio de línea fortificada con baluartes que defendían el acceso a Dubrovnik. Es especialmente interesante el pueblo de Orebić, un centro marítimo del siglo XVIII donde incluso hoy las fachadas de las casas de las familias locales revelan la prosperidad y la riqueza de los navegantes que viajaron por todo el mundo e invirtieron sus ganancias en estas casas y palacios de piedra.

Desde que el navegante mundial Marco Polo partiera de su pueblo natal de Korčula, una isla en las cercanías de Dubrovnik donde todavía se conserva y está abierta a visitas turísticas su casa natal, esta localidad medieval y su rica historia se han transformado en un modelo de arquitectura urbana de piedra, de líneas ordenadas, que se mantiene intacto hasta el día de hoy. Los autores de su arquitectura municipal diseñaron de manera especial la planta de esta localidad, disponiendo las calles en forma de espina de pez, de tal modo que las mismas están bañadas por el sol durante la mañana y la tarde, pero no durante el calor del mediodía.

En homenaje al famoso navegante Marco Polo, se celebra cada mes de julio un festival internacional de la canción y del vino que lleva su nombre, mientras una conmemoración de sus viajes tiene lugar cada mayo en el puerto local. Korčula es también el lugar donde se desarrollan torneos con las tradicionales danzas de sables: moreška, kumpanija y moštra. Ejecutadas luciendo los trajes originales del siglo XVI, estas danzas retratan la lucha entre el rey blanco y el rey negro para ganarse la aprobación de una princesa secuestrada por el rey negro. La función, acompañada por la música de marchas militares interpretada por una orquestra de instrumentos de viento, tiene lugar todos los años el día 29 de julio, día de San Teodoro y cada jueves durante la temporada turística.

A sólo 3 km de Metković se encuentra la localidad de Vid con los restos de la antigua ciudad de Narona, una colonia romana y emporio cuya riqueza se basaba en el comercio. Se trata de la parte más relevante del patrimonio histórico del sur croata y el más significativo hallazgo arqueológico fuera de Roma, con más de 30 monumentos de la época romana. No muy lejos de esta localidad histórica se celebra todos los años, a principios del mes de agosto, una regata de embarcaciones tradicionales de la región, que compiten a lo largo de 22,5 kilómetros del cauce del río Neretva.

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