Top lugares naturaleza en Zaragoza

TOP-SITIOS-NATURALES-EN-ZARAGOZA

15 Sitios para disfrutar de la Naturaleza en Zaragoza

La Comunidad Autónoma de Aragón y en particular la provincia de Zaragoza ofrece parajes naturales de indudable belleza y valor a los que se acercan visitantes a lo largo de todo el año.

La provincia de Zaragoza y más concretamente los pueblos que conforman la provincia, reúnen en sus alrededores y en sus núcleos urbanos una gran diversidad paisajística. El río Ebro actúa como la arteria vital en un territorio que, como en toda la comunidad autónoma de Aragón, se caracteriza por los fuertes contrastes.

Por comentar algunos lugares naturales y emblemáticos de la provincia de Zaragoza, podemos poner sobre la mesa el Parque Natural de la Dehesa del Moncayo, la Reserva Mundial de la Biosfera de las Bardenas, la laguna de Gallocanta o los terrenos esteparios de la Lomaza de Belchite o los Monegros, todos ellos modelos únicos del clima y paisaje en Europa.

A esta primera aproximación tenemos que añadir la singularidad del Prepirineo y el Piedemonte ibérico, donde el llano y la montaña confluyen de una manera muy especial conformando espectaculares parajes donde hacen su camino los ríos y cañones y precipicios que ellos mismos montan.

Zaragoza cuenta también con varios centros de aguas termales, donde podemos situar en la cúspide Alhama de Aragón, Jaraba y Paracuellos de Jiloca, todos ellos enclavados en la comarca de Calatayud. En estos espacios naturales se levantan múltiples complejos que conjugan el ambiente tranquilo y acogedor de los ya antiguos balnearios con modernas instalaciones.

cerca de estos mismos lugares, en Nuévalos, podremos localizar también una de las joyas naturales más preciadas de la provincia, a saber, el Parque Natural del Monasterio de Piedra. La corriente del río Piedra ha sabido moldear la roca durante milenios, lo que ha dado pie a la formación de asombrosos lagos, grutas y cascadas donde tienen como contexto densos bosques de ribera y un ecosistema particular.

Así pues, los paisajes de la provincia de Zaragoza, junto con una herencia cultural derivada de su condición estratégica de encuentro de civilizaciones, ha llevado a multitud de tradiciones culinarias que en ningún caso hay que separar del entorno. Hablar de una gastronomía zaragozana es hablar de las numerosas variedades de frutas y verduras que llenan las huertas de sus pueblos, además de hablar de cordero y de la caza, de aceites con fama internacional, estupendos quesos y embutidos de primera categoría, a la vez sanos y ricos.

En fin, que Zaragoza es un lugar auténtico, con un entorno natural de gran diversidad y espectacularidad, lo cual ha marcado desde siempre el carácter y costumbres culinarios y culturales en general de todos los lugareños. Si lo tuyo es disfrutar de la naturaleza, aquí te mostramos algunos de los que debes visitar, una especie de ruta natural de Zaragoza Provincia sobre todo si estas de viaje en Zaragoza.

Las hoces del rio Huerva

El tramo más conocido del río Huerva, es precisamente su desembocadura en el Ebro, en la propia ciudad de Zaragoza, capital que recorre prácticamente de norte a sur. Si bien casi todo su periplo urbano lo hace de forma subterránea, bajo algunas de las arterias principales de la ciudad.

Sin embargo, el Huerva, antes de convertirse en un río urbanita, es mucho más salvaje y natural, regando a lo largo de su recorrido lugares de gran belleza

Uno de ellos es el área conocida como Hoces del Huerva, que consta del tramo de río que discurre entre las localidades de Tosos y Vistabella, dos localidades integradas en la comarca zaragozana de Cariñena.

El itinerario que hace el Huerva en esta zona se prolonga durante unos veinte kilómetros, y llega un momento en el que el cauce se adentra en el término municipal Herrera de los Navarros, territorio ya integrado en otra comarca vecina, en este caso la de Campo de Daroca.

Entre las tierras cariñenenses y darocenses, el río Huerva o La Huerva como se le conoce en la zona, crea espacios de gran valor geológico y natural incluidos en la Red Natura 2000 con dos figuras de protección:
Lugar de Interés Comunitario (LIC) para los parajes del Alto Huerva y la Sierra de Herrera y Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA) para otros tramos del río y la zona conocida como Las Planas.

Las aguas van trazando un itinerario muy irregular, adaptándose al terreno e incluso esculpiéndolo con su fuerza constante, de ahí que surjan valles estrechos y divagantes meandros encajados. Pero la variedad de paisajes que nos ofrece el Huerva se enriquece con la combinación entre estos rincones angostos con otros donde dominan las vegas más extensas.

Ésa es la gran riqueza del Huerva, la variedad de entornos naturales que él por si sólo origina. Ya que a lo largo de sus orillas, lo mismo encontramos zonas de monte bajo dominadas por la carrasca, los pinos de repoblación, los enebros o los quejigos, que nos encontramos con densos bosques de ribera.

Las Hoces del río Piedra

De todos ellos, sin duda los más afamados son los valles y picos de la cordillera pirenaica, así como el Parque Natural de la Dehesa del Moncayo. No obstante, hay muchos otros lugares dignos de ser recorridos y conocidos. De todos ellos, hoy nos ocupan las Hoces del río Piedra.

Situadas entre las pequeñas localidades de Torralba de los Frailes y Aldehuela de Liestos, este lugar ofrece un tranquilo y accesible paseo entre bellos cortados verticales y unas zonas repletas de vegetación a las orillas del cauce del río que son un paraíso para la fauna.

Las peculiares formas de las rocas y cantiles se deben a la erosión producida por el río Piedra, sí, el mismo que da nombre al famoso Monasterio de Piedra, ubicado como las Hoces en la propia provincia de Zaragoza.

Caminar por este itinerario ofrece la posibilidad de descubrir plantas de té de roca en los cortados, junto a otras bellas flores como los delicados zapatitos de la Virgen. A su lado se desarrollan árboles tan acostumbrados a la sequía como el enebro o la sabina negra. Y como contraposición, junto a las aguas del río, en la zona baja de las Hoces, se elevan altos sauces y airosos chopos cabeceros.

Todo este hábitat conforma una reserva natural de gran valor, de hecho, esta declarado LIC, o sea, Lugar de Interés Comunitario, ya que es una zona donde anidan las currucas, cogujadas o bisbitas. Además de que el lugar es sobrevolado por los alimoches, buitres, búhos o milanos.

En definitiva, una atractiva excursión apta para cualquier persona sin discapacidades, y todo ello a escasa distancia de Zaragoza capital, concretamente en la comarca Campo de Daroca.

Piraguismo en Zaragoza

Toda una aventura cerca de la ciudad, podría decirse que en la misma ciudad de Zaragoza, una de las grandes urbes de España, pero que podemos disfrutarla desde un punto de vista diferente, desde el río Ebro, navegando en piragua por sus aguas.

Lo cierto es que montarse en una piragua y pasar remando a los pies de la Basílica de Nuestra Señora del Pilar y ver sobre nosotros los arcos del Puente de Piedra, es una experiencia más que recomendable, en la que se disfruta de una práctica deportiva como el piragüismo y se tiene una visión distinta de la ciudad.

Además se puede comprobar como existe un reducto natural extraordinariamente cercano a la población, en la que aún rigen los ciclos naturales del clima y del agua. Aguas arriba de Zaragoza, se ve como el río discurre cercado por frondosos y enmarañados bosques de ribera, habitados por innumerables avecillas y reptiles, además de que se avistan otras aves de gran tamaño como garzas, cormoranes, e incluso rapaces como los milanos, sin olvidar a las abundantes cigüeñas que se nutren en los campos de cultivo y anidan en los campanarios de las poblaciones.

Lamentablemente también se pueden ver ciertos enclaves donde la mano del hombre ha hecho mella, en forma de escombreras ilegales, pero en ciertas ocasiones pasan casi inadvertidos y las choperas, mimbreras y sauces de las orillas ocultan estos destrozos.

También desde las aguas del Ebro se pueden ver los escarpes de yeso que se elevan en la margen izquierda del río, un territorio árido pero que posee en su interior un valioso material mineral a lo largo de todo el recorrido del Ebro por Aragón: el alabastro.

En definitiva, elegir uno de los muchos tramos de río navegables del Ebro y pasar unas horas remando, puede suponer una jornada de lo más animada, descubriendo parajes tan sólo accesibles desde el agua, realizando un deporte sencillo como el piragüismo, acercándonos a los monumentos históricos de una ciudad como Zaragoza con una perspectiva distinta, e incluso, si aprieta el calor, dándonos un chapuzón en el Ebro, que pese a lo que pueda parecer, en la actualidad nos ofrece una aguas limpias y aptas para bañarnos. Toda una propuesta de ocio en Zaragoza para vecinos y visitantes.

Reserva de la salada en Chiprana

La Salada es una laguna de origen endorreico, fenómeno típico de zonas secas o semisecas que tiene un gran valor ambiental para un entorno de cultivos de la Comarca del Bajo Aragón. Se trata de la única laguna endorreica salina de aguas profundas de Europa occidental. Lo normal es que la profundidad no supere el metro, pero en este caso la profundidad llega hasta los 5 metros y medio.

Tampoco falta un gran número de especies, tanto de comunidades microbianas como colonias de aves entre las que destacan los tarros blancos, los patos colorados y las fochas comunes. Esta laguna además de haber sido declarada Reserva Natural por el Gobierno de Aragón, está incluida en el convenio europeo Ramsar, en la lista de humedales de importancia internacional.

Por cierto, hasta el 23 de mayo se puede ver la exposición fotográfica: Vida: origen, adaptación y diversidad a través de la Red Natural de Aragón sobre la Laguna de Chiprana y también, del Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno y el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en el Aula de Medio Ambiente Urbano, La Calle Indiscreta (Avenida César Augusto 115-117, esquina calle Predicadores) de Zaragoza.

Chiprana es la localidad más cercano a este humedal. Con un mirador desde donde ver el Mar de Aragón, está situada en la Depresión del Ebro, en uno de los meandros del río y a 7 kilómetros de Caspe. Su término municipal es el más pequeño de todo el Bajo Aragón y en él no viven más de 500 personas, pero a pesar de eso hay muchas cosas que merecen la pena visitar.

La Iglesia parroquial de San Juan Bautista de estilo gótico con pinturas mudéjares, la Ermita de la Virgen de la Consolación, Monumento Nacional desde 1.931 y que conserva parte de un mausoleo romano donde al parecer el Magistrado triestino Lucio Fablo Severo enterró a sus hijas de muy corta edad.

Y en esta zona de pairones, en Chiprana hay dos, el Pairón de Santa Bárbara y el Pairón de Loscos, levantado para conmemorar el Centenario del fallecimiento del sabio botánico aragonés. También merece la pena acercarse a alguno de los muchos yacimientos arqueológicos, hay varios y de distintas épocas: neolítica, íbera, del Bronce y del Hierro.

El Ebro abraza con sus aguas a Chiprana, por eso es conocida como la novia del Ebro, algo que se lee en el cartel que hay a la entrada del pueblo.

Grisel y el pozo de los Aines

Su castillo amurallado de los siglos XIV y XV y la antigua mezquita, convertida en la actualidad en la Iglesia de la Asunción, son parte del pasado islámico de Grisel, un pueblo de la Comarca de Tarazona y El Moncayo.

En este lugar es famoso el Pozo de los Aines, un socavón provocado por la acción de las aguas subterráneas con unos 30 metros de profundidad, 20 de diámetro y una temperatura de 10 grados en cualquier época del año.

Cuando te acerques a él verás el bonito entorno de este sitio decorado con musgos, hiedras y plantas trepadoras donde también se encuentra la laguna subterránea que provocó el hundimiento del terreno, pero según una leyenda hay otro motivo por el que se formó el pozo.

Al parecer un moro rico que, como la mayoría de los moriscos de la época, tuvo que convertirse al cristianismo por obligación, fue a trabajar la tierra con su criado el día de Santiago Apostol. Cuando estaba allí se abrió un socavón que lo sepultó como castigo por no santificar las fiestas del cristianismo. Otra leyenda cuenta que en el pozo vivieron ermitaños, algo que sirvió a Miguel Mena para recrear un pasaje de su novela Bendita calamidad.

Pero dejando estas curiosas leyendas y hablando de la arquitectura de este pequeño pueblo de menos de 100 habitantes, hay que decir que además de su Iglesia de la Asunción de estilo mudéjar destaca la ermita de la Virgen de las Mercedes en Samangos, una población cercana que desapareció en tiempos de la expulsión de los moriscos en 1610. A este lugar se va de romería cada 23 de abril, día de San Jorge y se celebran las cortesías, un espectáculo en el que las dos banderas, la de Grisel y la de Samangos, se saludan al encontrarse.

El origen de esta tradición se remonta al siglo XVI cuando mucha gente de Samangos se fue a vivir a Grisel debido al empobrecimiento de su poblado, pero el cabildo de Tarazona les ordenó que regresasen a Samangos amenazándoles con quitarles las tierras. Los griseleros se reunieron para despedirlos y de aquí viene este famoso saludo de banderas que se recuerda año tras año y que merece la pena ver.

El monasterio de Piedra

Esta es una maravillosa excursión que podéis hacer es visitar el bonito parque natural del Monasterio de Piedra, a sólo unos kilómetros de la principal autopista A-2. Este parque natural está compuesto por un impresionante paisaje formado por una exhuberante vegetación y fascinantes formaciones rocosas creadas por la acción erosiva del río Piedra.

Junto a las taquillas de entrada hay un monasterio cisterciense del siglo XII, que en parte se ha convertido en un hotel con encanto, un buen lugar para pasar la noche tanto si estáis en Zaragoza, como si váis de camino de Madrid o Barcelona o viceversa.

Una visita al Monasterio de Piedra se compone de dos partes, el parque natural y el monasterio. Hay que tener en cuenta que, si bien el parque natural está abierto todo el día, el monasterio y los edificios de alrededor cierran entre las 13.15 y las 15.00 horas. Si llegáis por la mañana, lo mejor es echar un vistazo primero al monasterio.

El monasterio fue construido por los musulmanes como una fortaleza defensiva. Cuando fue conquistado por Alfonso II de Aragón en 1194, toda esta zona se le entregó a los monjes cistercienses, quienes construyeron el monasterio y vivieron allí durante 700 años.

El paseo por la zona del parque natural dura aproximadamente unas dos horas. Veréis fantásticas cascadas, lagos y cuevas. Un atractivo especial es la cascada de la Cola del Caballo, una caída de 50 metros hasta un lago. Desde una cueva interna se puede ver la caída por la parte de atrás.

Información adicional

· Horarios: El parque natural está abierto de 09.00 a 20.00 horas entre los meses de abril y noviembre. Durante el resto del año abre de 09.00 a 18.00 horas. El monasterio y los edificios históricos abren de 10.00 a 19.00 horas entre los meses de abril y noviembre, aunque cierran entre las 13.15 y 15.00 horas. Durante el resto del año cierra las 18.00 horas.
· Precios: Adultos 13 euros, Niños de 4 a 12 años y mayores de 65 años 9,50 euros

Cómo llegar

El Monasterio de Piedra se halla a 105 kilómetros de Zaragoza. Si venís desde Madrid, lo mejor es tomar la salida de Alhama de Aragón, y si venís de Barcelona, la salida es en el kilómetros 231, en Nuévalos.

Trasobares

En el valle del río Isuela, a unos 90 kilómetros de Zaragoza está Trasobares, un pueblo que no llega a los 200 habitantes y perteneciente a la Comarca de Aranda, aunque más vinculado al Moncayo. Es un lugar para descansar y también para practicar actividades relacionadas con la naturaleza, sin olvidarnos de ver algunas de las joyas arquitectónicas que hay en este pequeño pueblo.

El origen actual es medieval y hay monasterio de monjas cistercienses del siglo XII. Se fundó en este lugar porque al parecer aquí se le apareció la Virgen María a Sancho Ramírez, rey de Aragón. Una dama noble, llamada Toda Ramírez y que era tercera abadesa del Monasterio navarro de Santa María de la Caridad fue quien la responsable de la fundación. El desarrollo de la población se debe precisamente al establecimiento de este monasterio femenino.

En Trasobares también se puede visitar la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de estilo gótico. En su interior hay una talla de madera (s.XIII) de la Virgen del Capítulo y un órgano construido a partir de 1573 por el francés Guillaume de Lupe que tenía taller en Tarazona. Junto a la iglesia hay una torre mudéjar.

En la parte más alta del pueblo está la Ermita de San Roque que es del siglo XVI. Precisamente, en el mes de agosto y en honor a San Roque y a Nuestra Señora de la Asunción se celebran las fiestas de Trasobares. El 8 de mayo hay también una romería a la cercana Ermita de San Cristobal.

A menos de 1 kilómetro de Trasobares está la Chopera de Santa María, un espacio natural perfecto para descansar y pasear rodeado de verde. También te recomiendo, en el lado izquierdo del río Isuela, la Fuente Piojosa. Desde aquí se puede subir a la Cueva de los Sentones y si te gusta la escalada, escalar alguna de las paredes que hay antes de llegar a la fuente.

Trasobares es un lugar ideal para excursionistas y amantes de la naturaleza y donde todavía es posible respirar aire puro. Para alojarte tienes un camping con piscina que está abierto todo el verano.

Abanto

En la Comarca de Calatayud, a casi mil metros de altura y al Sur de la Sierra de Pardos, hay un bonito pueblo llamado Abanto, uno de los municipios más altos de la provincia de Zaragoza en una colina en la orilla derecha del río Ortiz.

Antes de entrar en Abanto, a un kilómetro y medio, encontraremos la ermita de San Fabián y San Sebastián y el Peirón de San Antonio y de San Isidro. En este pueblo hay algunos edificios que ya no se utilizan como las Escuelas, que ahora son de uso vecinal y la Casa del Médico donde todavía se pasa consulta y sirve de botiquín para el pueblo.

En el casco urbano destaca Nuestra Señora de la Asunción, iglesia barroca del siglo XVIII y con una imagen de madera de finales del siglo XVII que representa a San Bernardo. En la parte alta del pueblo se sitúa lo que llaman el Castillo, porque allí existió en su día una torre que cayó una noche de tormenta del año 62.

En Abanto quedan construcciones de mucho valor artístico, pero en algunos casos la dejadez y los años hacen que estén en bastante mal estado. Pero sin duda en Abanto más que los monumentos, destaca su entorno natural y sus poco más de 100 vecinos aprovechan lugares como la Fuente del Hostal o las Salinas, con caudalosos manantiales y un pozo salobre explotado desde la Edad Media.

Estos manantiales nutre de agua al Embalse de Las Fuentes, un buen lugar para bañarse o para pescar. En este embalse también hay un merendero donde preparan buenos almuerzos y meriendas.

A la salida de Abanto, está la ermita de San Esteban y no muy lejos de aquí, la Laguna de Gallocanta y el Monasterio de Piedra. Las fiestas de Abanto se celebran dentro de poco, por San Blas (3 de febrero) pero antes vienen las de San Antón el 17 de enero, unas fiestas que según la leyenda conmemoran una victoria contra los moros. En enero, el día 20, Abanto tiene otras fiestas, las de San Fabián y San Sebastián.

Cueva de la Sima en Ricla

En la Comarca de Valdejalón y a unos 55 kilómetros de Zaragoza está la localidad de Ricla, un pueblo con una rica huerta repleta de frutales y también con un gran patrimonio artístico donde destaca su Castillo y la Iglesia de la Asunción, de los siglos XV y XVI y con una fantástica torre mudéjar. En los alrededores de este municipio hay yacimientos paleontológicos como el Barranco de las Conchas, donde se encontró la cabeza de un cocodrilo marino y también la interesante Cueva de la Sima.

A la Cueva de la Sima de Ricla se la conoce popularmente como la cueva de mármol por el brillo de sus paredes y si te apetece visitarla no es en absoluto peligroso ya que su acceso no es complicado. Para llegar hasta aquí hay que ir por la autovía Zaragoza-Madrid hasta la localidad de Ricla y una vez allí, para entrar tendrás que atravesar una grieta alargada y algo estrecha situada entre las dos paredes que dan acceso a la sala principal. Desde este punto podrás hacer tres itinerarios:

Hacia la derecha encontramos una pendiente algo fuerte y el suelo un poco resbaladizo, pero no es peligroso. Hacia la izquierda tenemos unos 130 metros de recorrido. En su inicio se ven restos de cómo antes servia de refugio para el ganado. La última galería está en el centro de la sala principal y tiene unos 20 metros. Aunque esté todo sin señalizar, tranquilo-a porque no te perderás.

En su interior encontrarás lo típico de este tipo de cuevas: estalactitas, estalagmitas y depende de la época del año en la que la visites también verás murciélagos. Estos mamíferos viven aquí desde principio del invierno y hasta principio de la primavera aprovechando la agradable temperatura de la cueva.

Esta excursión puede ser una aventura muy interesante para toda la familia, pero se aconseja que antes que entren los niños, vaya algún adulto para comprobar el estado del interior. Por cierto, no hay que olvidarse de llevar linternas. Cerca de aquí hay otra cueva llamada Cueva del Muerto, pero para entrar hay que se un experto y también ir preparado con material espeleológico.

El Caracol de Alagón

El Paraje Natural El Caracol está a unos 3 kilómetros de Alagón, en la confluencia del río Jalón con el Canal Imperial de Aragón. La localidad de Alagón se sitúa a 25 kilómetros de Zaragoza y para llegar a ella tienes que coger la autovía A 68 dirección Logroño.

Este canal está considerado como la obra de ingeniería hidráulica más importante de la España del siglo XVIII y fue diseñado por Ramón de Pignatelli. Tiene 110 kilómetros y su función era salvar el curso del río Jalón y llevar las aguas del Canal Imperial por el conducto del acueducto.

Se llama así por la forma de las escaleras que suben hasta el cauce del canal desde el cauce del río Jalón y hoy en día es uno de los espacios más visitados por los vecinos de los pueblos de los alrededores y también, por todos aquellos que buscan el turismo ecológico, hacer senderismo o rutas en bici.

Actualmente El Caracol es un espacio de recreo para mucha gente y el Jueves Lardero, jueves anterior al miércoles de ceniza, es el lugar de peregrinación obligatoria. En Alagón esta fiesta es una de las que tienen más arraigo y se come una famosa torta con chorizo y longaniza.

En este lugar predominan los bosques de álamos, chopos y sauces. En estos sotos y en las ribera del río vive gran variedad de peces, sapos y galápagos, además de tejones, jinetas y erizos. Entre las aves destacan las cigüeñas blancas y las garzas imperiales.

Pero además, en El Caracol, podrás disfrutar de su patrimonio cultural: la torre con las escaleras de caracol para acceder al canal, el acueducto sobre el río Jalón, la Casa de Paradas y la Almena de San Martín. El área de El Caracol está acondicionada como merendero, con mesas y asadores, a la sombra de la rica vegetación de la ribera.

Parque natural de la Dehesa del Moncayo

El Parque Natural de la Dehesa del Moncayo, con unos espectaculares paisajes, es uno de los espacios naturales protegidos más importantes de Aragón. Situado en el extremo noroccidental de la provincia de Zaragoza es zona de frontera de la meseta castellana y del valle del Ebro. Es un buen sitio para estar en contacto con la naturaleza y donde encontrarás las infraestructuras necesarias para disfrutar al máximo: centros de interpretación, red de senderos y áreas de recreo.

La variedad de flora es muy variada al estar entre un ambiente húmedo y un ambiente seco. En la base de la montaña hay matorrales y según subas verás robles, a partir de los 1100 metros están los hayedos. Esto influye a que la fauna también sea diversa y si en los matorrales encontramos escribanos y pardillos en las zonas altas vemos a la alondra o al colirrojo tizón entre otros. Sobrevolando las zonas más altas se pueden ver buitres leonados y águilas imperiales.

No sólo hay aves porque en el Parque Natural del Moncayo, son numerosas las especies de anfibios y reptiles. En cuanto a los mamíferos hay jabalís y corzos y es aconsejable que te lleves los prismáticos y camines en silencio para poder verlos.

El Moncayo, con sus 2.314 metros, es la cumbre más alta del Sistema Ibérico. El nombre se lo pusieron los romanos y proviene del latín Mons Caius, que significa monte canoso, debido a que casi todo el año está nevado.

Todos los senderos están perfectamente señalizados con paneles explicativos. Una de las rutas que puedes hacer es la de la Cumbre del Moncayo saliendo desde el Santuario de la Virgen del Moncayo (1.621 m). Te llevará una hora y media de ida y otra de vuelta y según subas divisarás los Pirineos si el día está despejado. Para llegar al mirador tienes que salir desde este santuario y coger un camino a la derecha en dirección a la Peña del Cucharón para adentrarte en una zona boscosa. La dificultad de este paseo no es muy alta, pero tampoco es de los más fáciles.

Y como en todos los sitios, lo mejor es visitar alguno de los centros de interpretación del parque para informarte de los senderos que puedes seguir entre otras muchas cosas. Puedes encontrar estos centros en los municipios de Añón del Moncayo, Agramonte y Calcena. Durante el otoño y el invierno están abiertos los fines de semana y los festivos desde las 10:00 hasta la 14:00 y desde las 15:00 hasta las 18:00. El Centro de Interpretación de Calcena está cerrado desde mediados de octubre hasta finales de marzo. En primavera y verano el horario de tarde es de 16:00 a 20:00 en Añón y Calcena y de 15:00 a 19:00 en Agramonte.

Tanto el centro de interpretación de Añón como el de Calcena están situados en el mismo pueblo, pero el de Agramonte tiene una ubicación mucho mejor ya que está en el interior de la Dehesa del Moncayo y cerca de un área recreativa.

La mejor época para visitar este parque, tanto por las temperaturas como por la vegetación, es entre finales de la primera y principios del otoño, pero vayamos cuando vayamos, tengamos cuando tengamos reservados nuestros hoteles en Zaragoza, nos gustará y tendremos que llevar abrigo porque estamos a 2000 metros de altura y ya sabéis el famoso dicho que hace referencia a los “aires del Moncayo”.

Soto de Cantalobos, naturaleza virgen en Zaragoza

Zaragoza ha tenido un crecimiento siempre proporcional a la importancia de su nombre. Así, poco a poco ha ido comiendo las zonas naturales del entorno y convirtiéndolas en barrios nuevos de la ciudad. No obstante hay lugares todavía, como el Soto de Cantalobos, uno de los escasos sotos o bosques de ribera, que se conservan a las orillas del Ebro con restos de la vegetación original del río en este tramo concreto de su curso.

El Soto de Cantalobos es uno de los espacios naturales con más importancia del cinturón verde de Zaragoza y, a su vez, una de las joyas naturales de la capital aragonesa. Es un verdadero pasillo verde, de gran interés ecológico que aproxima el río a la población y la ciudad y se convierte en un verdadero eco-museo para la ciudad.

El lugar contiene en total veinte hectáreas de superficie y tres kilómetros de largo. En cuanto a su carácter natural es refugio de pájaros, insectos y pequeños mamíferos que a lo largo de los siglos han conformado una rica biodiversidad hoy muy amenazada por el desarrollo de la ciudad.

Al Soto de Cantalobos se puede acercar por un camino que se toma justo debajo del puente de Giménez Abad, en el Tercer Cinturón. Nos encontraremos con una hilera de enormes plataneros, un conjunto declarado monumental que, no obstante, por culpa de las continuas obras, hoy día se encuentra en peligro por falta de agua.

La situación de los campos agrícolas ha sido muy importante en lo referente a la evolución del soto, ya que se beneficia de la escorrentía del agua de regadío de los campos. Gracias a dichas corrientes, los árboles han podido crecer hasta conseguir un tamaño monumental, imposible apenas cien metros más al sur, donde la vegetación cambia por completo a ser esteparia. Pero esto no es todo.

La verdadera visita al soto empieza cuando aumenta la vegetación. Los árboles suelen crecer a ambos lados del camino y el paseante se verá en mita de una selva que nos llevará más allá de Zaragoza. Los animales viven entre las plantas, las comadrejas, tejones, erizos e incluso zorros nos vigilarán sin ser vistos. Pero los verdaderos protagonistas serán las aves, pues mientras intentamos no perdernos en la selva oiremos sin parar un bonito concierto de ruiseñores, milanos negros, ánades, cucos y lechuzas. En verano el martinete, la cigüeña y el pájaro moscón se unirán a la fiesta.

Así pues, si nos sentimos cansados o agobiados de la ciudad, ¿qué mejor sitio que el Soto de Cantalobos para olvidarse de todo y vivir una experiencia totalmente nueva sin alejarse demasiado de la ciudad?

El Planerón de Belchite, reserva ornitológica

Si eres un amante de los pájaros, a 15 kilómetros de Belchite tienes la Reserva Ornitológica El Planerón, la primera reserva europea para la protección de las aves esteparias. Con sus 700 hectáreas, está considerado un espacio natural de grandes valores botánicos y ornitológicos donde se llevan a cabo distintos programas tanto de investigación como educativos y turísticos. Esta reserva fue creada en 1992 por SEO/BirdLife para la conservación, estudio y divulgación de las aves esteparias y sus hábitats y es además, la primera

Antes de hacer la visita es aconsejable ir al Centro de Interpretación de las Estepas del Valle del Ebro que se encuentra en Belchite. En primavera y otoño puedes ir los fines de semana y festivos de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00. Si vas en otra época del año hay que llamar al teléfono 679 55 20 90 y concertar la visita.

En este centro hay una exposición sobre las características de las estepas en el mundo y también paneles interactivos con sonidos, aromas, proyecciones audiovisuales… Es importante que cojas algún mapa y pidas información, te servirá para tu visita al Planerón donde se han habilitado un par de itinerarios que te ayudarán a descubrir lo más relevante de este espacio natural.

El primer itinerario, de más fácil acceso, está recomendado para los que quieran tener una visión global. Hay un aparcamiento y un mirador con paneles explicativos. Hacer este camino te llevará una hora de paso tranquilo.

Para hacer el segundo itinerario tienes que ir por un camino de grava y tierra que se coge desde la carretera local de Codo en dirección Quinto de Ebro. Esta segunda ruta es muy interesante para observar especies esteparias como la alondra de dupont o la terrera marismeña, pero ya sabes que tendrás que tener paciencia porque las aves esteparias son generalmente huidizas.

Para observar las aves también se ha habilitado un pequeño observatorio sobre una balsa, cuando estés en el interior permanece en silencio porque las aves se acercan allí para beber y ahora que estamos en invierno podrás ver especies como la ganga ibérica, el cernícalo vulgar y el mochuelo común, pero hay muchas más. Cuando vayas las podrás ver y hasta fotografiar.

Los Galachos de Juslibol

Aguas arriba del río Ebro, en su margen izquierdo y a sólo 5 kilómetros de Zaragoza se encuentran Los Galachos de Juslibol, un espacio de gran interés paisajístico y ecológico, pero también cultural ya que aquí se encuentra un poblado ibero del siglo IV antes de Cristo y el Castillo de Miranda de los siglos XI y XII.

Por cierto que galacho es una palabra aragonesa para designar un meandro abandonado por el río y el de Juslibol se formó tras la inundación del Ebro en 1961. Dicen que el agua se podía tocar con la mano desde el Puente de Hierro. Las aguas no volvieron a su antiguo cauce y se formó el Galacho de Juslibol.

Los sábados, domingos y festivos se pueden realizar visitas guiadas de unos 40 minutos de duración por alguno de estos 3 recorridos: Los sotos y las selvas del Ebro, el Mirador de la Estepa y por último, un paseo por el Paisaje del agua.

Si nos decidimos por la primera ruta: Los sotos, las selvas del Ebro, nos perderemos entre la vegetación y disfrutaremos del canto de los pájaros. El terreno es llano y la ruta se realiza los sábados a las 18:00.

El Mirador de la estepa es un recorrido para ver y comprender las duras condiciones en las que tienen que sobrevivir algunas plantas y animales ya que se trata de uno de los espacios más secos del Valle del Medio Ebro. Este paseo se realiza los domingos a las 11:00 y hay que subir bastantes escaleras.

Por último, el Paisaje del agua, un recorrido muy relajante y sin dificultad alguna. Haciendo esta ruta escucharás el susurro del agua mientras caminas entre lagos. El día de la ruta guiada es el domingo y hay una por la mañana a las 12:00 y otra por la tarde a las 18:00.

Para apuntarse a estos paseos hay que hacerlo a través de la página web del ayuntamiento y se harán siempre que haya un mínimo de 10 personas. También puedes optar por algunas visitas contratadas, para grupos de no más de 30 personas, que duran 4 horas y cuestan unos 40 euros por grupo.

En Los Galachos de Juslibol también hay un centro de visitantes que organiza diferentes actividades para toda la familia. El edificio es nuevo y bioclimático y en su visita podrás comprender mejor las características del Galacho y su entorno. Para ello hay exposiciones y audiovisuales.

Gallocanta y su laguna

Gallocanta es el lugar perfecto para disfrutar de las aves y del paisaje. Un lugar que además de patrimonio monumental tiene un patrimonio paisajístico lleno de color y unas gentes que se vuelcan para que todos los que estén de paso, sean aves o personas, se sientan como en casa.

En el pueblo destaca su Iglesia Parroquial de San Pedro Apostol, de principios del XVIII y estilo barroco y también sus Peirones. En los alrededores podemos visitar Used, un pequeño pueblo de casas solariegas con una ermita gótica dedicada a la Virgen del Pilar o las Hoces del río Piedra, a 22 kilómetros de Gallocanta y donde podrás practicar senderismo y escalada.

Pero sin duda lo más destacado es este humedal que comenzó a formarse hace dos millones de años. La laguna de Gallocanta es lugar de paso para las aves y también su destino para pasar el invierno o para construir nidos en verano. Entre las aves que podemos ver hay patos colorados, cigüeñuelas, gaviotas reidoras, gansos y sobre todo grullas.

De octubre a marzo (excepto enero) es la mejor época para visitar la laguna y en sus amaneceres y atardeceres, el revuelo de las miles de grullas que llegan volando en grupos es todo un espectáculo, piensa que las alas extendidas de una grulla miden unos dos metros, así que las verás enormes en el cielo. Por cierto, en el pueblo, al lado de la iglesia, puedes visitar el Museo de las Aves, la entrada sólo cuesta 1 euro. Dentro verás ejemplares de estas aves disecadas junto con paneles explicativos, merece la pena que vayas.

En la laguna hay distintos senderos y torres de madera donde podrás observar a las aves, también puedes hacer rutas en bici, pasear hasta la Ermita de la Virgen del Buen Acuerdo o refrescarte en alguno de los manantiales y fuentes naturales de este lugar. Antes de iniciar la ruta te aconsejo que vayas al Centro de Interpretación que está en la carretera que une las poblaciones de Tornos y Bella.

Si decides ir piensa que ahora es la mejor época para hacerlo y además, la Asociación de Amigos de Gallocanta, organiza todos los años y por dos veces, el Festival de las Grullas. El Día de Bienvenida se celebra en noviembre (días 6,7 y 8) y El Viaje de vuelta, el primer fin de semana de febrero. Entre las actividades que se hacen hay rutas guiadas, talleres para niños, música tradicional y mercadillo artesanal.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *