Cabo de Gata

Cabo de Gata que ver

Al sur de España, en la punta más meridional de la Península, atrapado entre el desierto y el mar, hay un enclave que ha escapado al urbanismo feroz. Es el Parque Natural del Cabo de Gata, un paisaje semi-desértico bañado por las aguas color turquesa del Mediterráneo, que colman sus 63 km de litoral de playas desiertas. Sus 38.000 hectáreas y las 12.000 millas marinas son una auténtica joya de la biodiversidad.

Fue el primer parque marítimo-terrestre protegido de la Península y, gracias a ello, sus fondos marinos, únicos en la Europa mediterránea, se han conservado intactos. Aquella tierra que un día cantara Lorca en sus Bodas de Sangre es hoy un escenario para vivir mil y una aventuras. Aquí te proponemos más de una, y de dos.

Empieza, por ejemplo, con una ruta eco-turística en 4×4. Te recomendamos la que discurre por las pistas de la costa, porque te acercará de una forma diferente a la fauna y flora del lugar.

El camino comienza en la localidad de San José, capital de la zona, un pueblo de casas blancas donde se aglutinan la mayoría de los servicios turísticos del Cabo. Un guía especializado te acompañará durante la ruta.

La primera subida hacia la playa de Genoveses y la de Mónsul habla del origen volcánico de la región. Los sedimentos, los resto de calderas de magma y el paisaje lunar que las rodea lo dice todo. Verás como la vegetación lucha y se adapta a las condiciones climáticas más secas de España (hay un promedio de 250 días de sol), aunque la proximidad del mar favorece que existan especies como los azufaifos y palmitos, que se aferran con sus largas raíces impidiendo la total desertificación del terreno.

PIRATAS Y OTROS CUENTOS

Genoveses es una bahía en forma de U que habla de historias de piratas y desembarcos que tuvieron lugar en su fina arena, frente al promontorio llamado el Morrón de Genoveses. Hoy es una agradable playa al abrigo de los vientos que a veces barren la costa. En el centro de la magnífica playa de Mónsul la singular roca de La Peineta se enfrenta a las agitadas olas. A su espalda se eleva la mayor duna rampante de la Península. La llaman así porque la arena trepa por las rocas utilizándolas, literalmente, para elevarse sobre sí misma; y la duna va cambiando de dirección según sople el viento.

Trepa al cielo y bucea como un pez

El paraje de rocas volcánicas que abraza el mar forma extrañas figuras; a la izquierda, un paso entre las piedras da acceso a las bellas playas nudistas de El Barronal. Y a la derecha, la cala de la Media Luna, un recogido rincón de arena suave y tostada. Cactus, arrancamoños y las plantas secas que vuelan por las solitarias calles de los western, comparten escenario con aljibes y norias.

La carretera serpentea por un camino restringido: el sendero de la Vela Blanca, un paso de alto valor ecológico que sólo está abierto a excursiones de este tipo. Desde arriba, en un improvisado mirador, se divisa cala Rajá y los acantilados de la Vela Blanca, verticales paredes que se enfrentan desafiantes a la furia marina. Pasarás la torre defensiva que antaño hizo huir a los piratas berberiscos y llegarás a uno de los míticos faros de España, construido en 1863, y que continúa la labor de señalizar el cabo de Gata. El promontorio desciende hasta el arrecife de las Sirenas, que debe su nombre a las viejas historias de seres mitad mujer, mitad pez, que narraban los pescadores. Lo más probable es que aquellas figuras que divisaban desde sus barcos fueran las focas monje que moraban en estas rocas por aquel entonces.

Llegarás a San Miguel de Cabo de Gata, un pueblo perdido del mundo. Aquí las barcazas salen cada madrugada a pescar; por la tarde, las verás panza arriba en la playa y a los marineros remendando las redes. A espaldas de su iglesia están las salinas, de origen fenicio. A través de montañas saladas se llega a los humedales.

El guía te proporcionará un telescopio y desfilarán ante tus ojos flamencos, gaviotas, patos, garzas, cigüeñuelas y otras especies que habitan estas marismas.

A TODA VELA POR EL CABO

La zona del Cabo es uno de los mejores lugares del parque para practicar windsurf. Los vientos suelen ser constantes y la inmensa playa invita a dejarse llevar. Los aficionados montan los equipos entre las barcas de pescadores, que ya están acostumbrados altrasiego de las velas de colores. Puedes alquilar el equipo y salir solo o hacer un curso de iniciación.

La zona ofrece alternativas para todos los gustos: puedes elegir desde una ruta larga que desafíe Cabo y continúe hasta Mónsul o, en plan más relajado, quedartepor las playas de San Miguel.

SÚBETE POR LAS PAREDES

Los amantes de la escalada tienen un rincón muy especial en Mónsul: olas de roca volcánica, horadada por el agua y el viento, se elevan desde la playa. Es un lugar ideal para hacer boulder, un tipode escalada sin cuerda, en bloques no muy altos desde los que se salta o bien se desciende por detrás. Sólo tienes que traer los pies de gato y la bolsa de magnesio. Disfrutarás de un increíble atardecer encaramado en lo alto. Al terminar viene lo mejor: una carrerita… y chapuzón en el mar.https://www.youtube.com/watch?v=BY9LwQyv_8A

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *