Que ver y hacer en Trento

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Trento: que ver y hacer

A mitad de camino entre el lago de Garda, el más grande de Italia, y la cordillera de las Dolomitas, la ciudad de Trento queda fuera de los clásicos circuitos turísticos por el país. Sin embargo, los visitantes de esta pequeña capital alpina se sorprenderán al pasear por sus calles de cuento y descubrir las historias que guardan las paredes pintadas de sus edificios.

En el subsuelo del centro histórico de Trento yace la antigua urbe romana de Tridentum, que fue descubierta durante los trabajos de restauración del Teatro Social de la ciudad. Aunque no está claro el origen de su nombre, según la leyenda popular este alude a las tres colinas que teóricamente marcan los límites de la ciudad: Sant’ Agata, San Rocco y Doss Trento o la Verruca. La estatua barroca que representa a Neptuno con su tridente en la plaza del Duomo también hace referencia al antiguo nombre de la ciudad.

Piazza del Duomo en Trento

La plaza del Duomo es precisamente el lugar más característico de Trento, y un buen punto de partida para recorrer el centro histórico de la ciudad, cuyas calles empedradas y rodeadas de montañas transportan al visitante a épocas pasadas. Allí se encuentra la catedral de San Vigilio, en la que destaca el rosetón de La Rueda de la Fortuna, así como otros edificios de estilo románico: el Palacio Pretorio y el Castillo de los Obispos.

Al otro lado de la plaza, las paredes las casas Cazuffi muestran la costumbre, típica del Cinquecento trentino, de decorar con pinturas al fresco las fachadas de los principales edificios de la ciudad. En ellas, la aparición de seres mitológicos y símbolos paganos se mezclan con las escenas cotidianas y los personajes religiosos. Las casas hacen esquina con la Via Belenzani, en la que continúan apareciendo palacios renacentistas con frescos y paredes pintadas, como el Palazzo Geremia, que en la actualidad es sede del ayuntamiento. Muy cerca se encuentra la iglesia de Santa Maria Maggiore, en la que se desarrollaron buena parte de las sesiones del famoso Concilio de Trento.

Representación del mes de enero en el Castello del Buonconsiglio

Otro de los símbolos de la ciudad es sin duda el Castello del Buonconsiglio, donde habitaron los príncipes-obispos durante la época del Sacro Imperio Románico-Germánico. Desde su terraza en la loggia veneziana se puede disfrutar de una panorámica completa de la ciudad, con las torres del Duomo y la colina del Doss Trento entre sus puntos más reconocibles. En la Torre Aquila se encuentra el Ciclo de los Meses, un grupo de pinturas al fresco que representan el paso de las estaciones del año. La serie se componía de doce pinturas, una por cada mes, que representan tanto la vida de la nobleza trentina como las actividades agrícolas típicas de cada época. Actualmente se conservan once pinturas, ya que la correspondiente al mes de marzo se quemó en un incendio.

Trento es lugar de paso para los amantes de la montaña y de los deportes de invierno. La ciudad está custodiada por el monte Bondone, una mole que supera los 2.000 metros de altura. Aunque es posible salir caminando de la ciudad y subir el Bondone sin tomar ningún tipo de transporte, el desnivel a superar es considerable, y existen otras alternativas para los pies menos entrenados. Un funicular asciende hasta Sardagna, a unos 500 metros, desde donde se pueden observar buenas panorámicas de la ciudad. Además, existe un servicio de autobuses que en unos 45 minutos asciende hasta el altiplano de la Viote del Bondone. Allí se encuentra la estación de esquí, un jardín botánico, y es punto de partida para diversas rutas senderistas. Una de las excursiones más típicas es la de las tres cimas del Bondone.

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